Reivindicando intenciones

Georgina Sas Les belles infidèles Galería Horrach Moyà Plaça Drassanes, 15. Palma. Hasta el 1 de junio.

Durante la edad de oro de la literatura francesa traducían à sa manière los textos clásicos, que en muchas ocasiones dejaban irreconocibles los textos originales, de ahí la expresión “la fidelidad sin resolver de toda traducción literaria”. El proceso de traducción pasa por ser una operación de equivalencias, igual que la que puede ofrecer el arte. Cada espectador establece contactos diferentes con la obra que tiene ante él; su grado de cultura, su situación en la sociedad e incluso el pensamiento político, pueden variar la lectura de esa realidad sensible. El autor ha reproducido según su propia visión del mundo, pero el espectador se refleja en su propia realidad. Si para Aristóteles el concepto estético de la Mímesis era la imitación de la naturaleza como fin esencial del arte, para los creadores del siglo XXI les conviene erigir en conciencia y en coherencia. Creaciones que, por su heterogeneidad y diversidad han asumido la vocación de perturbar conscientemente nuestra percepción de lo real; luego la fragilidad y variabilidad de los juicios formulados sobre las obras pueden ser todos distintos y, sin embargo, todos poseer la misma legitimidad. De todo esto trata esta colectiva: once artistas con piezas que van de la escultura, a la pintura, a la fotografía o al vídeo; repartidas por las distintas salas, con un diálogo entrecruzado.

Me siento fascinada ante las obras de Girbent, con sus escenas crípticas, en las que entremezcla el sentimiento y la experiencia. También por Montserrat Soto, con una pieza fotográfica que provoca una percepción en un marco realmente desconcertante. Martin John Callanan, con una propuesta conceptual que investiga al individuo dentro de su propio sistema. Carles Congost con un vídeo de lenguaje depurado y sutil, con una indagación visual, una condición extraña y evanescente que permite ver lo invisible. Vasco Araújo con una alegoría de la infructuosa búsqueda de la humanidad para la comprensión, fruto de su contacto con Samuel Beckett; Susy Gómez, siempre audaz con sus vestidos convertidos en corazas y el simbolismo de cotidianidad; Alejandro Vidal con su fotografía refinada pero a la vez violenta; Joana Vasconcelos con una pieza cerámica enfundada de crochet o Aníbal López con una composición pictórica hecha a partir de su propia sangre.

Una selección reflexiva y gratificante que permite relacionar y seguir un recorrido singular y coherente. El artista no tiene más intención que recoger la realidad, no revelar la verdad, porque nunca lo verdadero se ha convertido en falso.

Diario de Mallorca, Sociedad y Cultura